sábado, 18 de febrero de 2012

Una sonrisa, puede llegar a enriquecer a la persona más triste, sin empobrecer a quien la ofrece. Significar recuerdos, placeres, alegrías, ayuda a olvidar, a olvidarse de lo demás, pues ya no hay nada que te pueda hacer llorar, solo si es de alegría. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra. En esta vida sonríe, aunque sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír. Todo es más sencillo visto de esta manera, mas fácil obtener lo que se desea con ella que con la punta de la espalda. Cuarenta músculos hacen falta para arrugar una frente, pero solo diecisiete para sonreír. También hay sonrisas que no son de felicidad, sino de un modo de llorar con bondad.

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